La pérdida de alguien a quien amamos nunca es oportuna, nunca nos va bien y nunca se olvida. No obstante, hay algunas pautas que pueden ayudarnos mucho a recuperarnos. Contar con la ayuda de una psicologa especialista puede amortiguar mucho tu sufrimiento. Vamos a ver en el siguiente artículo cómo afrontar una pérdida, y aunque parezca imposible, cómo aprender a vivir sin esa persona.
7 sencillos consejos para seguir adelante
- Hablar.
Necesitas sacar tu dolor y mucho. Hablar de esta pérdida con una psicóloga y desahogarte es terapéutico en sí mismo, incluso aunque ella no dijera nada. Lo importante aquí es que hables tú, de cómo te sientes, de la persona, de cómo está afectando esto a tu vida. Más que palabras sobretodo lo que necesitas son gestos por parte de quienes te rodean, y si sumamos algo de terapia tendrás algunas herramientas para ir sintiéndote mejor y que puedas continuar con tu vida. Las miradas, el tacto, el silencio son grandes aliados para ayudar a alguien que está pasando por un duelo.
- Que te escuchen
Efectivamente, te va a sentar muy bien simplemente que alguien que te escuche sin prisa. El dolor de los demás nos hace sufrir a nosotros, para eso tenemos las neuronas espejo que se encargan de reproducir lo que vemos fuera en nosotros mismos, y la empatía. Eso puede hacer a veces que la gente de tu alrededor se impaciente en que te recuperes y quieran “darte soluciones” para que no sigas hablando más del tema, por que ellos también sufren al verte sufrir. Pero en este caso las prisas no son buenas, por eso si crees que ya no puedes hablar de tu pérdida, es importante que consultes con un profesional.
- El paso del tiempo. ¿Podré olvidarme de esa persona?
El tiempo NO te hará olvidar a esa persona, ni hará que no sientas melancolía o tristeza pero te aportará perspectiva y te permitirá aceptar que él/ella ya no está. No sufrirás tal y como lo estás haciendo ahora siempre, probablemente te invada la pena de vez en cuando pero también sonreirás al recordar.
- Soledad.
Los sentimientos que afloran durante el duelo son muy intensos. Pasarás por fases de rabia profunda, angustia, tristeza extrema y todos ellos te requerirán momentos de soledad. En este caso la soledad y la tranquilidad y calma de tu hogar serán tus mejores aliados, aunque sin que eso implique un encierro durante todo el duelo, sin abandonar tu vida, aunque sí necesites pasar más tiempo de lo habitual a solas.
- Poco a poco, ir retirando algunos de los objetos del fallecido.
No es necesario ni quitar todo ni dejarlo como un mausoleo intacto tal y como esa persona lo dejó. Ambas son expresiones de que no se está aceptando la pérdida. Tómatelo con calma, guarda algunas cosas para cuando hayas superado la pérdida, querrás recordar con cariño y nostalgia a esa persona cuando ya estés bien, pero tampoco lo dejes todo a modo de altar, él/ella ya no está, ocupa esos lugares con cosas nuevas que formen ya parte de tu vida sin él/ella.
- Intenta pensar en cómo le gustaría a él/ella verte.
Probablemente sabes que esa persona no querría que estuvieras sufriendo indefinidamente y que lo que querría, esté el/ella o no esté, es que seas feliz. ¿Verdad que si fuera al revés tu jamás le desearías a esa persona que te llorara para siempre y no pudiera superar tu ausencia? Querrías que recuperara su vida y volviera a sonreír. Bríndale este último regalo, tu recuperación y tu felicidad.
- Busca nuevos retos.
Sublima la pérdida. Vas a experimentar cambios muy profundos en tus valores, en lo importante en la vida. Que eso te sirva como motor para salir de tu zona de confort y abrirte a nuevos estímulos y experiencias. Que la pérdida saque lo mejor de ti y dote a tu vida de un nuevo significado más trascendente.
Fases del duelo
Realmente al contrario de lo que comúnmente se piensa no hay un número de etapas o fases puramente diferenciadas, en todo caso puede ser que haya unos sentimientos predominantes que han dado nombre a estas supuestas fases. La realidad es que podemos pasar de una a otra sin que eso implique necesariamente avanzar o retroceder.
Podemos experimentar mucha ira, luego tristeza y después volver a la ira y no se sabe con exactitud si esto quiere decir empeoramiento o mejoría. Lo que sí se sabe es que a pesar de que el tiempo de recuperación también difiere mucho entre unas personas y otras, más de 12 mesespodría considerarse un Trastorno de Duelo Persistente.
Algunos de los criterios que definirían este trastorno serían: la pena excesiva, añoranza persistente, dificultades para rememorar de forma positiva al fallecido o amargura o rabia con respecto a él. Si te sientes identificado en alguno de estos síntomas, lo mejor es que pidas una consulta.
- Shock: El dolor es tan fuerte que no podemos soportarlo, nos quedamos como atónitos. Es una reacción totalmente normal, el cerebro intenta protegerse, además tenemos que responder a las demandas ambientales, preparar todo lo necesario para despedir a la persona y si estuviéramos en ese momento experimentando el dolor en su máxima expresión no podríamos hacernos cargo.
- Negación de lo sucedido: “¿Por qué me pasa esto a mí?, no puede ser verdad, esto no está pasando.” La mente se niega a aceptar lo que acaba de suceder, como comentábamos al inicio del artículo, NUNCA es un buen momento para sufrir una pérdida. La negación aplaza gran parte del dolor a otro momento, pero ya sabemos que eso no puede durar siempre...
- Ira en el duelo: Rabia, resentimiento, búsqueda de culpables y responsabilidades. Esta etapa se caracteriza por sentir una rabia muy intensa que incluso puede ser proyectada en otras personas allegadas. La frustración resultante de que la situación sea irreversible es lo que provoca ese sentimiento. Estamos muy acostumbrados a resolver las cosas de una forma u otra, quizá ésta es de las pocas que no tengan solución. Puedes leer nuestro artículo para aprender a manejar laira de esta etapa.
- Negociación en el duelo: Llegados a este punto, todos pensamos si podríamos haber hecho algo para que fuera todo distinto, ¿y si hubiera...?, ¿y si, y si? De nada sirve. Las cosas son como son y no podemos cambiarlas. Nada sería distinto por que ha pasado así, como ha pasado.
- Tristeza, depresión: Un sentimiento de vacío y la tristeza más profunda te inundan. Muchos pueden pensar que su vida ya no tiene sentido y que no merece la pena seguir sin esa persona. Pueden llegar a aislarse completamente de su entorno así que lo más importante aquí es justamente que esa tristeza no se adueñe de tu vida y se convierta en un padecimiento como es la depresión. Debemos ayudar a las personas que están pasando por el duelo a que continúen con su vida, no esperemos a que nos llamen, llamemos nosotros, no esperemos a que estén bien para quedar con ellos, queda esté bien o mal, que no se abandonen a sí mismos es vital.
- Aceptación: Y por fin. Ya hemos comprendido que la persona no volverá, que debemos regresar a nuestra vida y todos esos sentimientos tan intensos van disminuyendo. Se aprende a vivir de nuevo en el mundo con ese dolor y ese hueco que la persona ha dejado. Realmente el duelo no es algo que tengas que superar o dejar atrás. Muchas personas de lo que verdaderamente se lamentan es que todo lo que van a hacer en adelante sin que esa persona forme parte de ello, y ese dolor resultante, nunca se va del todo, pero sí se vuelve manejable. Digamos que vas a poder tolerarlo y empezarás a recordar con cariño y no con rabia o tristeza intensa a la persona que se fue.
Cosas que pensamos durante el duelo.
Es frecuente hacernos algunas preguntas que a todos nos inquietan durante el padecimiento de un duelo. Algunas de ellas son:
-¿Me voy a quedar siempre así de triste?
La respuesta es NO. No estarás siempre así de triste aunque sí te producirá cierta tristeza mezclada con cariño el recordar a esa persona. Pero no, el sentimiento de tristeza y vacío irán remitiendo.
-¿Volveré a ser como antes?
Pues tampoco. La pérdida de alguien se lleva a la persona y también cosas de ti. No volverás a ser exactamente la misma persona, pero es que cada día estamos cambiando, nuestro cerebro está aprendiendo y las redes neuronales son plásticas, eso quiere decir que vamos cambiando. Con toda probabilidad la muerte de esa persona hará que te replantees cosas, tus valores, tus principios y qué es importante para ti. Madurarás en algunos aspectos y otros los dejarás atrás, éstos últimos, llegaron hasta donde te sirvieron, ya no te sirven así que mira hacia delante.
-¿Me olvidaré de él/ella?
Realmente no. No nos olvidamos de nadie, lo que sí sucede es que los recuerdos son menos nítidos con el paso del tiempo.
Realmente no. No nos olvidamos de nadie, lo que sí sucede es que los recuerdos son menos nítidos con el paso del tiempo.
-¿Podré soportar este dolor?
El ser humano es mucho más fuerte de lo que nos pensamos y tenemos la capacidad y resiliencia de afrontar multiplicidad de situaciones, el duelo no es una excepción, soportarás el dolor y poco a poco, se irá mitigando haciendo que tu vida vuelva a la normalidad.
¿Me estoy volviendo loco?
Todo lo que experimentas forma parte del abanico de sentimientos y conductas propias del duelo, si crees que ya llevas demasiado tiempo, no dudes en pedir cita.
En resumen, el duelo hay que pasarlo, si estás pregúntandote si el duelo se puede evitar la respuesta es no. Nuestros consejos te ayudarán a hacer el camino más corto pero no podrás evitarlo. De hecho, algunos duelos problemáticos se basan precisamente en la evitación del mismo, trayendo esto peores consecuencias que el propio duelo pudiendo llegar incluso a ser físicas, (síntomas de conversión) y otros trastornos psiquiátricos más graves. Sabrás que estás mejor cuando te intereses más por los vivos que por quienes ya no están.
Empieza hoy a hablar con una profesional de nuestra plataforma, queremos apoyarte y escucharte :-)
Quedan {{ commentLimit }}carácteres
{{ errors.comment[0] }}