¿Soy adicto al trabajo?: Cuando el trabajo es tu droga

Raquel Moyá

 

 

En estos cinco años he desarrollado mi empresa. Antes de empezar con mi proyecto ya estaba trabajando en puestos de alta responsabilidad donde tomaba grandes decisiones, teniendo éstas grandes consecuencias, (negativas o positivas.) Después de tanto estudio e iversión de mi familia, becas, pluriempleo y expectativas frustradas, por fin conseguía algo. El tan ansiado “american dream”, la casa y el coche llegaron casi al mismo tiempo. Me llamo Pablo y soy “workalcoholic”.

 

Una de las cosas que empezó a llamar mi atención fue que no me apetecía que llegaran las vacaciones. Siempre había disfrutado mucho planificándolas, yendo a ver a mi familia, desempolvando mi tabla de surf todos los veranos y haciendo un itinerario de playas que visitaría. En los últimos dos años estaba tan absorbido por el trabajo que ni siquiera me había parado a pensar en ellas. Llegó agosto al que recibí con inmensa sorpresa, sin saber muy bien en qué día vivía. Los empleados me miraban atónitos cuando les dije que este año no se podía coger vacaciones, que había mucho en juego, y yo me quedaba perplejo cuando veía que no lo estaban entendiendo.

 

Ese mismo año sin descanso fue el mismo en que se rompió mi relación con Javier. Éramos pareja desde hacia mucho tiempo, él siempre me había estado apoyando en todos y cada uno de los pasos que iba dando. Estaba en esas largas noches de insomnio en las que hacía malabares financieros para mantenerme a flote, en los días de ansiedad cuando esperaba a que el banco me aceptara la solicitud de crédito que permitiría el nacimiento de mi empresa, en los días en los que solo tenía pasta con tomate para comer, por que a pesar de ser flamante COO en una gran empresa, mi contrato en prácticas (¡en prácticas!),me dejaba seco a final de mes.

 

Cuando por fin monté mi empresa me cegué. Ya solo me importaba el trabajo, me distancié de mis amigos, me convertí en una persona siempre ocupada y eso me gustaba. Inflé mi ego a base de bien, ese mismo que llevaba tantos años vapuleado por el mercado laboral. Al final no tenía vida a la que volver después del trabajo y era solo en ese rol de poder en el que me sentía cómodo. El trabajo se convirtió para mí en una necesidad, tenía que estar trabajando para no sentirme mal conmigo mismo, igual que con una droga. Cuando mi médico me “recetó” coger unos días de descanso, sufrí síndrome de abstinencia, toqué fondo.

 

- El trabajo es para ti lo más importante, has dejado de lado cosas importantes por él.

- Has dejado otras actividades que antes estaban en tu vida por trabajar.

- Te sientes en deuda con tus padres o contigo misma.

- Te sientes culpable si no estás trabajando.

- Piensas obsesivamente en le trabajo, estás en bucle y no desconectas.

- Trabajas muy duro y nunca parece suficiente.

- El trabajo es lo único para ti.

 

 

Muchas veces la adicción al trabajo esconde otras carencias o vacíos afectivos. Generalmente hay algún problema de base y la persona encuentra refugio en el trabajo. Podemos hablar de vidas que se consideran sin importancia, de complejo de inferioridad, de presión familiar, problemas de autoestima, ausencia de relaciones significativas o pérdida de las mismas,miedo a la soledad, etc...

 

 

¿Cómo soluciono mi adicción al trabajo?

La solución a una adicción al trabajo pasa por un periodo muy parecido al de retirada de cualquier droga; esto es consumo cero al inicio. La persona debe construir una vida que tenga sentido y que le guste sin trabajo que sea su amarre , sus raíces. Se da salida a los problemas de autoestima, de ego, o afectivos que la persona tenga y se le enseña a ver qué está tapando con el trabajo compulsivo. De esta forma y más adelante, se va re-introduciendo el trabajo pero ya con otro valor muy distinto; el de una faceta más de la vida y no la única.

 

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